La llamada sed de la atmósfera es una expresión que se ha popularizado en los últimos años para describir cómo el calentamiento global está intensificando la evaporación del agua en el planeta, provocando una mayor demanda hídrica por parte del medio ambiente. Este fenómeno está directamente vinculado a las emisiones de gases de efecto invernadero, que han alterado los patrones climáticos, generando sequías más prolongadas, intensas y frecuentes.
Y es que las sequías, lejos de ser fenómenos aislados, están estrechamente relacionadas con los factores contaminantes que predominan a nivel global. Entre las fuentes de contaminación más grandes del mundo que han contribuido a esta crisis climática, se encuentran la quema de combustibles fósiles por parte del sector energético, el transporte y la industria.

¿Cómo afecta la contaminación a la sed de la atmósfera?
Asimismo, la agricultura intensiva también juega un papel relevante, el uso de fertilizantes nitrogenados y el metano liberado por el ganado son factores que contribuyen al calentamiento global y, por tanto, a la pérdida de humedad en los suelos. Por ello, a lo largo de la historia, varias regiones del mundo han sido azotadas por sequías devastadoras. Una de las más graves fue la sequía del Dust Bowl en Estados Unidos durante la década de 1930, que transformó vastas áreas agrícolas en desiertos improductivos.
Más recientemente, la sequía que afectó al Cuerno de África entre 2011 y 2012 provocó una crisis humanitaria sin precedentes, afectando a más de 13 millones de personas. En América del Sur, países como Chile, Bolivia y Perú han enfrentado escenarios críticos por la escasez de agua, exacerbados por la deforestación, el crecimiento urbano desordenado y la falta de políticas sostenibles.
Dentro de la realidad latinoamericana, en el sur del Perú, regiones como Cusco y Puno han enfrentado severas sequías en los últimos años debido a la escasez de lluvias. Esta situación ha afectado gravemente la agricultura, reduciendo la producción de cultivos básicos como papa y quinua, y ha obligado a muchas comunidades a racionar el agua. El déficit hídrico ha sido tan crítico que se han declarado estados de emergencia, evidenciando cómo el cambio climático y la “sed de la atmósfera” ya están teniendo impactos concretos en el país.
El calentamiento global intensifica la evaporación y reduce las precipitaciones en zonas clave, desequilibrando ecosistemas y agotando las fuentes hídricas naturales. A medida que la atmósfera se “seca”, ríos, lagos y acuíferos se reducen, afectando tanto a la biodiversidad como a la disponibilidad de agua para el consumo humano, la agricultura y la generación de energía.
¿Qué opina el especialista Jorge Zegarra Reategui al respecto?
El Dr. Jorge Zegarra Reategui, distinguido representante ambiental en el Perú, explicó que reducir las emisiones, promover fuentes de energía renovable, restaurar ecosistemas y aplicar modelos sostenibles de producción son acciones necesarias para mitigar los efectos de la sequía y devolverle al planeta su equilibrio hídrico. Si bien la sed de la atmósfera es una alerta que no se puede ignorar, es un buen indicador para hacer cambios necesarios de cara al futuro.
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