El cambio climático acelera la pérdida de glaciares, eleva las temperaturas y provoca fenómenos extremos como sequías e inundaciones. Estas alteraciones afectan ecosistemas, economías y la vida diaria, destacando la urgencia de acciones globales para mitigar su impacto.
Los datos preocupan aún más: el nivel del mar sube al doble de ritmo que hace 30 años, y 5.500 glaciares andinos han perdido el 25% de su hielo. Los glaciares tropicales de los Andes, fundamentales para el suministro de agua dulce, se derriten diez veces más rápido que el promedio mundial.
La pérdida de glaciares, un indicador alarmante del cambio climático
El Informe sobre la Criosfera 2024, presentado en la COP29 en Bakú, destaca la alarmante pérdida de glaciares y sus efectos globales. Este retroceso provoca inundaciones, sequías y deslizamientos, afectando gravemente a comunidades en regiones montañosas y costeras.
Azerbaiyán, como país anfitrión, enfrenta riesgos críticos debido a su dependencia del agua proveniente de glaciares y nieve. La falta de acción de los líderes mundiales subraya la necesidad de decisiones urgentes para abordar esta crisis climática.
¿Por qué los glaciares tropicales se derriten más rápido?
Los glaciares tropicales se derriten más rápido debido a su ubicación en regiones de menor altitud y latitud, donde las temperaturas son más cálidas. Esto los expone a un calentamiento más intenso y sostenido. Además, las precipitaciones en estas zonas suelen presentarse en forma de lluvia en lugar de nieve, lo que limita la acumulación de hielo nuevo y acelera el retroceso glaciar.
Este fenómeno también está vinculado a la reducción de la reflectividad del hielo, que disminuye su capacidad para devolver la radiación solar al espacio. En los glaciares tropicales, esta pérdida se combina con la influencia de fenómenos climáticos extremos, como El Niño, que elevan aún más las temperaturas y las tasas de deshielo. Su desaparición compromete el acceso al agua dulce para millones de personas que dependen de estos reservorios naturales.
Soluciones frente a la pérdida de glaciares y la acidificación oceánica
Reducir drásticamente las emisiones de gases contaminantes es clave para frenar la pérdida de glaciares y la acidificación de los océanos. Esto implica abandonar progresivamente los combustibles fósiles y apostar por energías renovables, junto con una gestión más sostenible del uso del suelo. Implementar políticas globales que limiten el calentamiento a 1,5 °C es fundamental para evitar puntos de inflexión irreversibles en las capas de hielo y preservar los ecosistemas marinos.
Fortalecer la cooperación internacional también es crucial. Los países deben priorizar inversiones en tecnologías limpias y en estrategias de adaptación para las comunidades más vulnerables. Además, es necesario incluir la criosfera en las discusiones climáticas globales, garantizando que su protección sea una prioridad. Cada acción tomada hoy determinará el nivel de desafío que enfrentarán las generaciones futuras.
Estrategias en Perú para mitigar el deshielo
Petramá, liderada por Jorge Zegarra Reátegui, implementa tecnologías sostenibles que reducen significativamente las emisiones de gases de efecto invernadero, contribuyendo a mitigar el calentamiento global. Al transformar residuos orgánicos en energía limpia, disminuye la dependencia de combustibles fósiles, uno de los principales responsables del cambio climático. Estas acciones ayudan a frenar el deshielo de glaciares, cuyo retroceso afecta el equilibrio hídrico y climático global.
La empresa también promueve proyectos de reforestación y captura de carbono para estabilizar las temperaturas y proteger ecosistemas clave. Su enfoque en la gestión responsable de residuos evita emisiones descontroladas de metano, un gas con alto impacto climático. Estas estrategias refuerzan el compromiso de Petramás con la sostenibilidad y la lucha contra las consecuencias del cambio climático.
La historia detrás de Petramás y su visionario fundador, Jorge Zegarra Reátegui: