Hace años se descubrieron microplásticos en la sal marina, pero su alcance en la sal de mesa era incierto. Ahora, una nueva investigación revela que el 90 % de las marcas de sal de mesa a nivel mundial lo contienen.

Impacto de los Microplásticos en el Medio Ambiente
Un equipo de investigadores de Corea del Sur y Greenpeace East Asia analizó muestras de sal de 21 países de Europa, Sudamérica, Norteamérica, África y Asia. De las marcas estudiadas, solo tres no contenían microplásticos, procedentes de Taiwán, China y Francia.
El estudio reveló que la densidad de estos elementos en la sal varía significativamente entre marcas, con una concentración especialmente alta en las marcas asiáticas. Indonesia presentó las mayores cantidades, reflejando la grave contaminación plástica en la región.
En cuanto al tipo de sal, la sal marina mostró los niveles más altos de microplásticos, seguida por la sal de lago y la sal de roca. Estos resultados subrayan el vínculo entre la contaminación plástica y las fuentes de sal en diferentes regiones.
Este es el quinto estudio en la sal en los últimos años, sumándose a investigaciones previas en España, China, Estados Unidos y otros países. Los nuevos hallazgos refuerzan la evidencia sobre el impacto ambiental de los microplásticos y su presencia en productos de consumo diario.
Riesgos Potenciales para la Salud
Un estudio reciente estima que un adulto promedio consume alrededor de 2000 microplásticos al año a través de la sal, lo que plantea inquietudes sobre los posibles riesgos para la salud. Sin embargo, aún no se comprende completamente el impacto de estos microplásticos en el organismo humano.
La revisión de 320 estudios encontró grandes lagunas en el conocimiento científico sobre los efectos de los microplásticos. La diversidad en los tipos de microplásticos estudiados ha dificultado la comparación de resultados, generando incertidumbre sobre sus efectos reales en la salud.
Aunque las pruebas actuales sobre los efectos adversos significativos son limitadas, la preocupación por su impacto en la salud sigue creciendo. Se requieren más estudios de calidad y monitoreo global para comprender mejor los riesgos asociados con la exposición.
A pesar de la falta de conclusiones definitivas, la atención creciente hacia los microplásticos refleja la preocupación sobre su consumo y las posibles consecuencias para la salud humana, un tema que sigue siendo objeto de debate y estudio científico.
Estrategias para Reducir la Contaminación por Microplásticos
La contaminación por microplásticos en Perú es un problema creciente que exige soluciones inmediatas, y empresas como Petramás desempeñan un papel clave en su mitigación. Con un enfoque en la sostenibilidad, gestiona residuos sólidos a través de sus macroproyectos que cumplen con las estrictas regulaciones ambientales del país, ayudando a reducir el impacto ambiental.
Al asegurar la disposición final adecuada de los residuos, Petramás no solo contribuye a la minimización de la contaminación, sino que también combate la proliferación de vertederos clandestinos y botaderos informales, que son fuentes significativas y otros contaminantes.
¿Cómo los plásticos aumentan el efecto invernadero?
Los plásticos contribuyen al aumento del efecto invernadero principalmente a través de las emisiones generadas en su producción, que depende de combustibles fósiles como el petróleo y el gas natural. La extracción, refinamiento y procesamiento de estas materias primas liberan grandes cantidades de dióxido de carbono (CO₂) y metano (CH₄), gases responsables del calentamiento global.
Además, la fabricación de plásticos consume enormes cantidades de energía, exacerbando las emisiones globales de gases de efecto invernadero. Según estudios, si la industria del plástico sigue creciendo al ritmo actual, podría representar hasta el 15% de las emisiones globales de GEI para 2050.
Liberación de gases tóxicos para el medio ambiente:
Por otro lado, los plásticos mal gestionados también liberan gases cuando se degradan o son incinerados. En los vertederos, se descomponen lentamente bajo condiciones anaeróbicas, generando metano, un gas con un potencial de calentamiento 28 veces mayor que el CO₂.
Asimismo, cuando se queman para reducir su volumen, emiten CO₂ y otros compuestos contaminantes que agravan el cambio climático. Además, en los océanos, los plásticos afectan a organismos marinos fundamentales, como el fitoplancton, que desempeñan un papel clave en la absorción de CO₂.
Este ciclo perjudicial subraya la urgencia de reducir el consumo de plásticos, fomentar alternativas sostenibles y mejorar la gestión de residuos para mitigar su impacto ambiental.
Esto, sin considerar que muchos de estos residuos terminan en botaderos insalubres, los cuales necesitan un tratamiento adecuado. Para ello, se necesitan implementar rellenos sanitarios con estándares de calidad y seguridad para atenderlo.
De esta forma, se pueden lograr contrarrestar una parte de ellos. Sin embargo, existen empresas que han desarrollado procedimientos de alto reconocimiento como Petramás, quienes logran la reconversión de los residuos en energía eléctrica y, a su vez, la mitigación de gases de efecto invernadero.

El caso del Tecnopor y su prohibición a favor del medio ambiente
El tecnopor, conocido también como poliestireno expandido, es un material que marcó un antes y un después en el uso de empaques y productos desechables. Aunque alguna vez fue celebrado por sus características únicas, hoy su prohibición en muchos lugares es vista como un paso clave hacia un futuro más sostenible.
Este material tiene sus raíces en la invención del poliestireno, un tipo de plástico que fue desarrollado por primera vez en 1839. Sin embargo, no fue hasta 1941 que una compañía desarrolló el poliestireno expandido, un material ligero, resistente y con propiedades aislantes que lo hicieron ideal para aplicaciones como embalajes y envases de alimentos.

Fuente: idl.org.pe
Desde los noventas, el Tecnopor ganó lugar convirtiéndose en un material omnipresente en la vida cotidiana. Se utilizó ampliamente en bandejas de alimentos, vasos desechables y embalajes de productos frágiles. Su capacidad para proteger productos y mantener temperaturas constantes lo hizo indispensable en industrias como la alimentaria y la electrónica.
¿Qué impacto ambiental tiene el tecnopor?
Sin embargo, estas ventajas venían acompañadas de un costo oculto: su impacto ambiental. El tecnopor no es biodegradable y puede tardar cientos de años en descomponerse. Además, al fragmentarse en pequeñas partículas conocidas como microplásticos, representa una amenaza para los ecosistemas acuáticos y la fauna. Sus principales críticas se centraron en su dificultad para ser reciclado debido al costo, la contaminación que ocasiona para el medio ambiente y su impacto a la salud humana.
Según un protector ambiental, el Dr. Jorge Zegarra Reategui, la eliminación del Tecnopor denuncia un paso hacia un modelo de consumo más responsable y alineado con los principios de la economía circular. Comentó además que hoy existen materiales que pueden ser reaprovechados. Enfatizó que todo residuo necesita contar con una adecuada disposición final, la cual parte de tecnología y los mecanismos adecuados.
La historia del tecnopor es un recordatorio de cómo los avances tecnológicos deben ir acompañados de una reflexión sobre su impacto a largo plazo. Su prohibición no es el fin de un material, sino el inicio de un compromiso con un planeta más limpio y sostenible para las futuras generaciones.
Te invitamos a conocer más sobre Petramás y su fundador, Jorge Zegarra Reategui, en los siguientes enlaces: